¿Ah verdad?... Hoy no.
Ya viene el día de muertos, que es de mis fechas favoritas. En casa de mi mamá ponemos una gran ofrenda y este año tendrá tres secciones:
Muertos familia
Muertos invitados (quien venga puede traer una foto para la ofrenda)
Muertos ilustres
Tenemos muchos muertos, demasiados, no quiero tener muertos aunque ya qué. Me gusta mucho pensar que en verdad "vienen" pero más que vienen pensar que aquí andan rondando, aunque no los sienta mucho ni nada muy místico, sólo los recuerdo con amor y será que eso los trae.
Pero lo más bonito es cuando los sueño, porque ahí sí que los veo y pasan muchas cosas entre nosotros. Por ejemplo la otra noche soñé con mi abuelito materno, mi Tata, soñé que estábamos en el cuarto más grande de su casa y que le daba un beso tan pero tan vívido que aún puedo recordar la sensación clarísima de su piel suave y mal rasurada, sus huesitos, las hendiduras de los años en su rostro, la temperatura viva de su piel. Ahora que escribo esto viene a mi memoria táctil el contacto con sus manos, era muy especial esa piel, la de encima de la mano, tan suavecita y delgada; sus palmas también eran suaves y como que con la edad el guante se le había hecho grande, le sobraba piel y aún así su mano era firme.
Total que en el sueño me llevaba hacia su clóset que era enorme, tan enorme que adentro cabía un burro de planchar desplegado y había mucho espacio, era como un mundo de chucherías ahí dentro. Él sacaba una chanclas muy chistosas, la suela era un círculo y uno se las ponía como las de pata de gallo, chancla normal pero con suela de sope o tlayuda, y sacaba muchas chanclitas de cuando era niña y me decía que me llevara muchas cosas. Casi no hablaba pero decía "llévate" o "lleva".
De chica me gustaba esconderme, no ser descubierta y fisgonear una situación sin ser advertida, así, una vez me metí al clóset que soñé, bueno, al de al lado, que era el de mi abuelita, y esperé paciente, llegó mi abuelito y ya no me acuerdo si se vistió o qué ví, lo que recuerdo es la emoción alucinante de estar escondida y del peligro de ser descubierta, ahora pienso en el pinche sustote que le hubiera dado a mi pobre Tata abrir la puerta y encontrarme ahí!!!! Por suerte no pasó y no le provoqué un paro cardiaco, puufff!
A Cora y a mí nos gusta escondernos uno del otro y espantarnos, es muy divertido para el que espanta ver la carita del otro. Mi Cora es más bueno y me espanta menos, yo más a él, revivo el gusto infantil de esconderme y ni las chuchas me descubren ñaca ñaca.
Anoche soñé a mi hija, una que quizá un día tendré, bien bonita, la llevaba cargando en un rebozo abrazo color rojo, soñé qué práctico es el rebozo jajaja (no es publicidad). Y mi hijita era tan linda y feliz, se miraba en un espejo, porque yo entraba al baño con ella, y cuando se veía reía de verse. Muy chula, me cayó bien.